Por el fuerte desplome del precio internacional del petróleo, que perdió en lo que va del año casi el 45% de su valor, el sistema de extracción de crudo denominado fracking, con gran auge en Estados Unidos, amenaza con formar una nueva burbuja financiera. El despliegue de esta nueva tecnología, desarrollada para extraer reservas de crudo y de gas almacenados en formaciones de rocas ubicadas a gran profundidad, generó en Estados Unidos fuertes inversiones que derivaron en un crecimiento de la industria petrolera local y en un incremento de los puestos de trabajo.


Según analistas, la aceleración de esta mejora del empleo y de este crecimiento económico son transitorios y podría desatar una burbuja, ya que el fracking exige un alto costo de inversión y también conlleva elevados riesgos por la contaminación ambiental, en particular de las napas subterráneas de agua. Pero, ¿qué es la hidrofractura o fracking? Se trata de un sistema de extracción que consiste en provocar pequeñas fracturas en la roca subterránea que contiene petróleo y gas. Entonces, se inyectan miles de metros cúbicos de agua, arena y químicos a alta presión para facilitar la liberación de los recursos.

Este mecanismo comenzó a utilizarse en 2005, particularmente en Estados Unidos. Las formaciones rocosa que alojan petróleo y gas no convencionales son muy profundas (están a más de 3000 metros de la superficie) y, en general, están separadas de los acuíferos. Para atravesarlos, se aíslan las tuberías con las que se perfora el suelo mediante un “encamisado” de acero, con el fin de evitar que la inyección de agua contamine los acuíferos. Sin embargo, especialistas consideran que esta inyección de líquido a gran presión aumenta las posibilidades de filtraciones, aunque sus efectos pueden ser de muy largo plazo.

La extracción no convencional de hidrocarburos exige, además, la utilización de grandes cantidades de agua. Por cada pozo de petróleo o de gas no convencionales se usan entre 10.000 y 30.000 metros cúbicos, dependiendo de las características geológicas de la formación. Sin embargo, el uso de agua en esta actividad está regulado por las autoridades de cada provincia. Según el Instituto Argentino del Petróleo y del Gas (Iapg), “la explotación intensiva del yacimiento de Vaca Muerta, en Neuquén, requeriría menos del 1% del recurso hídrico de esa provincia, frente al 5% que requiere la población, la industria y el agro de la provincia, y al 94% que se desagua en el mar”.

El fracking, según expertos, implica numerosos riesgos, no sólo para el medio ambiente, sino también para las inversiones en energías renovables. Mauro Fernández, coordinador de la campaña de energía de Greenpeace, afirma que esta técnica de extracción no convencional intensifica la dependencia a los combustibles fósiles. “Además, acentúa el cambio climático y ralentiza la inversión en energías renovables, que son la solución verdadera”, señala según reproduce el diario “Clarín”.

Por otro lado, los especialistas coinciden en que el fracking influye en el cambio climático. En un primer momento, esta técnica fue considerada como un avance respecto de la generación de energía con combustibles fósiles. Sin embargo, ahora, con el auge que alcanzó este método de extracción, existe la preocupación de que libere grandes cantidades de metano, uno de los gases que provocan el efecto invernadero.

En la actualidad, el fracking se utiliza a gran escala en Estados Unidos, aunque también está aprobado en Canadá y en Ucrania. En Inglaterra rige una moratoria para su utilización. De igual modo, su aplicación aún se analiza en Suiza, en Alemania, en España, en Rumania y en República Checa. En tanto, Francia y Bulgaria prohibieron esta técnica.